El 29 de Octubre es el día internacional de concientización de la Psoriasis, tal vez hayas oído hablar de ella, pero ¿sabes de qué se trata? La psoriasis es un trastorno de la piel de largo plazo, o crónico, que afecta a más de 125 millones de personas en el mundo. Actualmente, la enfermedad no tiene cura, pero el tratamiento suele ayudar.
Aunque no se conocen las causas exactas, sabemos que la psoriasis es una enfermedad inflamatoria autoinmune que puede ser hereditaria pero no contagiosa, y que tiene su origen en un trastorno del sistema inmunológico. En situaciones normales, éste nos protege de infecciones y enfermedades, pero en una enfermedad autoinmune ataca a células y tejidos sanos de nuestro propio cuerpo.
En el caso de la psoriasis, el descontrol del sistema inmunológico provoca que las células de la última capa de la piel, los queratinocitos, crezcan mucho más rápido de lo normal: cada 3-4 días en lugar de cada 28 días, como ocurre con las células de una persona sin psoriasis, dando lugar a las placas psoriásicas
La piel es el órgano más grande del cuerpo. Sirve para protegernos contra agresiones como golpes, cambios de temperatura, el polvo o el sol y, además, funciona como barrera contra los gérmenes. Como cualquier otro tejido de nuestro cuerpo, la piel se renueva constantemente, eliminando células muertas que dan paso a células vivas y que forman un escudo protector. Sin embargo, en ciertas personas, se produce un desajuste en el proceso de renovación. En las pieles con Psoriasis, estas células forman placas rojizas descamativas que rompen esta barrera protectora. Además, la piel está mucho más sensible y propensa a que aparezcan nuevas lesiones ante cualquier daño externo.
Para mantener bajo control el número de brotes, su frecuencia e intensidad, debemos conservar el equilibrio de la piel, por lo que es muy importante que además de llevar una dieta equilibrada y mantener hábitos de vida saludables, dediques tiempo al cuidado de tu piel como complemento al tratamiento farmacológico.
¿Por qué se produce?
La psoriasis se produce debido a una combinación de factores genéticos y ambientales. Esto significa que se desarrolla en una persona propensa a tener la enfermedad por los genes que ha heredado de sus padres, pero se necesita un factor desencadenante que ponga en marcha todo el proceso.
Los principales factores desencadenantes de brotes de psoriasis son:
Estrés: muy frecuente y fácilmente controlable por el propio paciente.
Traumatismos: Un golpe directo sobre la piel puede desencadenar lesiones de psoriasis en la zona afectada. Este efecto se conoce como fenómeno de Koebner y aparece en 1 de cada 4 pacientes. Otros tipos de traumatismos como las quemaduras solares, las cicatrices postoperatorias o las erupciones debidas a medicamentos pueden provocar también la aparición de lesiones de psoriasis.
Infecciones bacterianas o víricas: pueden inducir o empeorar las lesiones de psoriasis al activar las células del sistema inmunitario.
Medicamentos: algunos medicamentos pueden contribuir a la aparición de brotes. Por eso es importante informar al médico de toda la medicación que esté tomando el paciente.
Clima: el frío y los cambios de estación pueden provocar brotes de psoriasis.
Otros: El alcohol, el tabaco y la obesidad se han relacionado estrechamente con brotes de psoriasis.
¿Quién padece psoriasis?
La psoriasis es una patología de distribución universal que afecta a entre el 1% y el 3% de la población, según estimaciones de estudios oficiales. Aunque no existe predominio de sexo -afecta por igual a hombres que a mujeres-, es más común en pieles blancas. Suele aparecer entre los 15 y los 35 años, aunque también puede afectar a niños y a personas mayores.
¿Qué tipos de psoriasis hay?
La psoriasis presenta diversas formas clínicas:
Psoriasis vulgar (en placas). Es la más frecuente. El 90% de los adultos afectados presenta esta variante, que se caracteriza por la presencia de placas escamosas, rojizas, muy bien delimitadas, que suelen distribuirse de forma simétrica por el cuerpo. Generalmente, éstas placas no producen síntomas aunque pueden producir un poco de picor. El cuero cabelludo, los codos, las rodillas y la región sacra son, con frecuencia, las zonas más afectadas. Los genitales se ven afectados hasta en un 30% de los casos. Las placas pueden persistir meses o años en las mismas localizaciones. Las lesiones pequeñas pueden confluir formando grandes placas de bordes geográficos o aclararse en el centro adoptando una morfología anular.
Psoriasis gutata. En general, es muy poco frecuente, pero es la forma de presentación más habitual en niños y adolescentes (entre un 44% y un 95% de los pacientes infantiles la padecen). Se caracteriza por numerosas placas de pequeño tamaño (entre 0,5 y 1,5 centímetros) que aparecen principalmente en el tronco y cerca de las extremidades, aunque no suele afectar a plantas y pies. Suele aparecer en forma de brotes después de determinadas infecciones. En niños, las lesiones suelen remitir espontáneamente en semanas o meses, mientras que este tipo de psoriasis tiende a hacerse crónica en adultos.
Psoriasis eritrodérmica. Se caracteriza por la aparición, de manera gradual o aguda, de un eritema o enrojecimiento de la piel que afecta a más del 90% de la superficie corporal. Existen casos graves que se asocian a síntomas generales. La complicación más frecuente es la sobreinfección.
Variantes pustulosas. Son variantes de la psoriasis en las que se forman pústulas visibles a simple vista (pustulosis palmoplantar, acrodermatitis pustulosa, psoriasis pustulosa generalizada y psoriasis gestacional o del embarazo).
¿Cómo se trata la psoriasis?
Aunque todos los tratamientos de la psoriasis son efectivos para la mayoría de los pacientes, ninguno lo es para todo el mundo, ya que la respuesta a cada tratamiento varía de una persona a otra.
Sólo excepcionalmente la psoriasis se cura de manera permanente, pero lo habitual es que sea recurrente y crónica. El tratamiento, enfocado al control de los síntomas y la prevención de infecciones secundarias, depende de factores como la gravedad de la enfermedad, el tamaño de las placas, el tipo de psoriasis y la reacción del paciente ante ciertos tratamientos.
De acuerdo a los anteriores factores, el tratamiento puede ser tópico (aplicado directamente en la piel o el cuero cabelludo en forma de lociones, ungüentos, cremas y shampoos), Fototerapia, tratamiento sistémico (retinoides sistémicos o inmunosupresores), en algunos casos antibióticos (cuando se sospeche una infección bacteriana) y terapias combinadas.
Consejos para el buen manejo de la psoriasis
1- Sigue la pauta de tratamiento indicada por tu médico.
2- Mantén tu piel siempre bien hidratada con productos hidratantes específicos, mediante aplicaciones frecuentes.
3- Utiliza sustitutos del jabón como productos de higiene.
4- Ayuda a calmar el picor con la aplicación de productos específicos y evita rascarte las lesiones.
5- Al secarte, hazlo realizando toques con la toalla, sin frotar.
6- Usa ropa cómoda y preferentemente de algodón, evitando fibras sintéticas y lana.
7- Evita cualquier agresión a tu piel, como por ejemplo golpes, rascado o fuertes quemaduras por el sol.
8- Se recomienda un estilo de vida saludable, hacer deporte, disminuir el estrés, evitar el tabaco y el alcohol y mantener una dieta equilibrada.